Miguel Layún es considerado, con inmediatez, parte de las Águilas que sí o sí deben estar presentes contra el Club Deportivo Guadalajara, aunque sea mediante la zona del banquillo; debido a que su presencia es parte importante para representación de los colores cremas.
En cumplimiento de su cuarto Superclásico, el mexicano reveló parte del significado que hay detrás de un partido contra el eterno rival, y se sinceró con dos ocasiones en que no pudo formar parte del cuadro capitalino para lidiar con dilemas extra-cancha.
Dos momentos particulares en mi vida: el primero cuando nació mi hijo Marcelo, a los 10 días tuvo bronquitis aguda, terminó internado en el hospital de gravedad; nos dijeron que tenía probabilidades de morir.
Layún reveló que su postura en dichos momentos tuvo que ser de madurez, acaparó por completo su atención y no se unió a los de Coapa durante un tiempo. Con honestidad por el trasfondo en que se vio interrumpida su rutina de futbolista, el de Veracruz remarcó lo importante de vivir con un constante "nada está comprado".
Respecto al segundo momento en que se vio interrumpida su participación en el Clásico Nacional, fue por un diagnóstico más alarmante, que incluso modificó la vida del futbolista por un rato, debido a que resultó un despertar para que se hiciera consciente de la fragilidad del ser humano:
Me diagnosticaron cáncer maligno en uno de mis riñones y me sometí a cirugía, afortunadamente a tiempo.
Gracias a Dios no tuve que pasar por quimios ni radioterapias, pero sí me quedó claro que la vida se puede ir en cualquier segundo y hay que disfrutarla.