Desde hace mucho tiempo, el Club América no tenía un debut en la Liga MX, tan exitoso como el acontecido el pasado fin de semana en la majestuosa cancha del Estadio Azteca con el atacante Julián Quiñones, quien desde sus primeras oportunidades intentó hacer daño a Puebla, lo que provocó la total euforia de los asistentes azulcremas.
Julián Quiñones es uno de lo pocos futbolistas en México que siempre busca ofrecer lo mejor en la cancha y sin duda, el protagonismo es algo que se remonta desde que era adolescente cuando llegó al Fútbol Paz F.C de Cali, donde su responsabilidad y competitividad le provocó gran interés a los Tigres de la UANL para que arribará al territorio azteca con tan solo 17 años.
Ahora con 26 años, Quiñones logró llegar a las filas del equipo más ganador de la Liga MX para que en su primer partido generará una asistencia, un gol, incluso una anotación anulada. El atacante se lució sobre el campo con una completa adaptación, la misma que varios “refuerzos” se escudan para no demostrar su máximo nivel hasta pasando varias jornadas, si bien les va.
El dorsal 33 de las Águilas con su inigualable toque del esférico y compromiso despierta la ilusión de los miles de aficionados de ver la estrella 14 en el escudo del club, aquel que no logra desde hace cinco años, lo que provoca un alto nerviosismo para la directiva y fans.
Quiñones sabe la urgencia que tiene América por disputar una final (misma que jugó por última vez en el Apertura 2019), que en su primer mensaje ya prometió que va por la 14, un pacto que todos los aficionados sin duda desean se haga realidad en este Apertura 2023. Pero como si no fuera suficiente Julián también está dispuesto a dar su entrega a la Selección Mexicana, pero ese es otro tema que requiere una nueva columna…
Esta columna es una opinión de la redactora y no refleja la postura de Pasión Águila.