UN MOMENTO COMPLICADO PARA ÉL

Raúl Jiménez confiesa las raras sensaciones que ha tenido tras su fractura de cráneo

Raúl Jiménez ha vivido momentos muy complicados desde aquella lesión que superó y que hizo pensar que no volvería a las canchas de futbol

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Aquel 29 de noviembre del 2020 cuando Raúl Jiménez sufrió ese golpe en la cabeza por un encontronazo con David Luiz le provocó muchos momentos de tensión a su familia, pero cuando comenzó la recuperación se vinieron días diferentes y complicados para el futbolista, sobre todo por la incertidumbre de si podría volver a jugar al futbol. 

En una entrevista que sostuvo el delantero del Wolverhampton con Gibrán Araige de TUDN, dio a conocer todos los cambios que sufrió en su vida tras ser operado por esa fractura. El mexicano recalcó que situaciones que para él eran muy comunes hacer, le causaban una gran confusión por los síntomas que presentaba. 

"Al principio me acuerdo que me tenía que agarrar yo de la pared o ir agarrado de alguien porque como que me iba del lado. Cosas como para agarrar un vaso de agua que me estuvieran ofreciendo, yo iba normal, pero cuando ya estaba cerca de tomarlo iba con más precaución para sí agarrarlo. Al final dicen los doctores que es normal", externó.

Complicada vuelta a la realidad para Raúl Jiménez

El Lobo de Tepeji recuerda que cuando terminó su proceso de recuperación en casa, él tuvo que volver al club, donde mostró también ciertos cambios, ya que ahí las cosas eran menos seguras que mantenerse en su hogar, por lo que estar en un entorno al exterior las sensaciones que tenía le impedían realizar lo más básico.

"Iba a caminar las primeras veces al club después de dos semanas de estar en casa, y en las canchas está lleno de árboles. Y siento que voy caminando, volteo a ver los árboles y se están moviendo", puntualizó.

Pasaron varios meses para que Jiménez lograra integrarse con su equipo y de esa manera poder continuar con su rehabilitación. Para el delantero fue demasiado raro, ya que vivió momentos en los que sentía que mejoraba respecto a su calidad futbolística, pero en realidad eran los cuidados que tenían los demás compañeros con él.

"Cuando me junté al grupo me acuerdo que las primeras semanas era 'nadie puede tocar a Raúl', era sin contacto, y yo me sentía Messi quitándome a todos. Casi para acabar la temporada, me dieron permiso de contacto y fue muy padre el regresar y volver a sentir esa emoción y ese roce con mis compañeros", se sinceró. 

Raúl quien estaba acostumbrado a conseguir anotaciones en las alturas con potentes cabezazos, tuvo que limitarse y es que aunque fuera algo nato a lo que respondía por su posición no podía hacerlo por recomendación médica. Aún así, trataba de hacer todo con cautela, porque en realidad sí le daba miedo llegar a la pelota con potencia. 

"No me dejaban cabecear, pero llegó un momento en que me dijeron 'ya vamos a empezar a cabecear'. Primero pelotas flotaditas y llegó un momento en el que (fueron) pases largos y me acuerdo que al primero si fui como con miedito, pero después de esa que vi que no pasó nada, ya las demás, normal" concluyó.