El América ganó la final, pero en toda competencia, hubo un perdedor, en este caso el Cruz Azul. Del cuadro celeste, a quien más le han pegado las burlas es a Jesús Corona, quien perdió su tercera final contra las Águilas (una con Tecos) y fue uno de los villanos al errar el pase a Iván Marcone que terminaría siendo gol de Edson Álvarez.
De entre las muchas críticas, salió alguien a defenderlo, siendo curioso que haya sido un azulcrema: Raúl Jiménez. El canterano azulcrema compartió vestidor con Corona en los juegos olímpicos, por lo que dio buenas referencias de su liderazgo y capacidad, al mismo tiempo que señalaba que el futbol a veces es injusto.
Con esto, Jiménez demostró que la rivalidad no está peleada con la caballerosidad, ejemplo que deberían tomar muchos aficionados y futbolistas tanto cuando ganan como cuando pierden, por más que sea una final lo que estuvo en juego.